Estoicismo y voluntariado
El cultivo de la Justicia como virtud implica conectar íntimamente con otros desde la esencia de lo que nos define como seres humanos, más allá de las circunstancias que rodean a cada uno. Aceptar y compadecer pasa por el ejercicio de ampliar nuestro círculo de apropiación y acercarnos a otras realidades; obtener un insight en los porqués de los demás.
La práctica del voluntariado social nos permite hacer exactamente esto. Al acercarnos a las realidades de otros, especialmente de aquellos desconocidos en necesidad, salimos de nuestra zona de confort y reforzamos nuestra dimensión ética, ayudándonos, como recomendaba Marco Aurelio a “meditar sobre la interconexión y la interdependencia mutua de todas las cosas en el universo”. Con ello, nos hacemos cada vez más conscientes de que somos interdependientes los unos de los otros y partes de un mismo organismo universal, con lo que no podemos ser indiferentes a los problemas de un vecino (Musonio Rufo).
Una simple conversación puede cambiar vidas
¿Quién no ha tenido un problema que parecía imposible al pensar en él, pero al conversarlo con alguien más fuimos capaces de ver soluciones que antes no veíamos? Decía Epicteto que: “no son las cosas lo que nos perturban en sí mismas, sino las interpretaciones que hacemos de ellas”, una conversación puede ser de gran ayuda para dar perspectiva a esas interpretaciones y salir de una situación de crisis. Muchas veces sólo escuchar solidariamente, permitir el desahogo sin juicios y sentir junto al que sufre (sympatheia), le ayuda a encontrar consuelo, aceptación y herramientas interiores para abordar su situación.
Al conversar con otros también tenemos ocasión de poner luz sobre las virtudes; transmitir los valores de la filosofía estoica que nosotros mismo estamos intentando poner en práctica en nuestras vidas; y ayudar a romper juntos ese velo de ignorancia sobre el potencial humano que ciega nuestra capacidad de razón e íntima libertad.
Pero el voluntariado no es sólo dar, es ayuda de ida y vuelta. También, al asomarnos a otras realidades que comúnmente podríamos considerar adversas y temer si pasara en nuestras propias carnes, tenemos la oportunidad de ver que realmente no es tan terrible y que, a pesar de lo difícil que pueda ser, otra persona está siendo capaz de sobrevivir, encontrar ayuda en el camino y aprender de la experiencia para crecer sobre ella. La Fortuna podría traernos la misma suerte, así que la práctica podría equivaler a un ejercicio de premeditación de la adversidad, más allá de la mente.
Decía el maestro Epicteto que “la escuela de filosofía es un hospital”, entonces vamos a curarnos juntos solidariamente.
Conoce más sobre nuestro Programa de Voluntariado Social y cómo participar, en este enlace: https://www.stoamadrid.es/producto/quieres-ser-volu…e-la-stoa-madrid/
Cualquier consulta puedes escribirnos a formacion@stoamadrid.es