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El remedio contra la ansiedad está donde menos lo esperabas

Conoce una antigua filosofía de vida que nos da soluciones prácticas y útiles para deshacernos de la ansiedad

A día de hoy, la ansiedad ha dejado de ser un concepto ajeno encerrado en los consultorios psicológicos y psiquiátricos y está pasando a formar parte de la jerga popular de las nuevas generaciones y de nuestras conversaciones diarias.

Cada vez salen más casos a la luz de personas referentes como escritores, deportistas, actores, youtubers que admiten abiertamente padecer episodios puntuales o crónicos de ansiedad y esto ha permitido que otros se animen a hablar abiertamente sobre ello, sin sufrir el juicio externo y liberados del silencio que antes hacía falta mantener.

Hoy, este flagelo es catalogado como el motivo de consulta médica de gran parte los pacientes en este siglo. Y no tenemos que ir demasiado lejos para verificar esto: Según un informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), España es el país del mundo con mayor consumo de tranquilizantes (benzodiacepinas) para poder sobrellevar su día.

Pero lo primero, como siempre hacemos, es ponernos en situación.

¿Qué es la ansiedad? ¿Hay algo realmente efectivo para combatirla?

La ansiedad se define como una emoción que experimentamos cuando nos sentimos amenazados por un peligro o amenaza interna o externa. Al ser una emoción y no algo tangible, con frecuencia resulta más difícil su identicación y la elaboración de una respuesta.

Ya sea que la padezcas de manera puntual o de manera continuada por largos períodos de tiempo (más de 6 meses; en este caso se considera como trastorno de ansiedad), las causas que provocan la ansiedad, normalmente, suelen estar ligadas a algún suceso pasado que no hemos conseguido solventar, o un suceso futuro, cuyas probabilidades de ocurrir sólo podemos imaginar con mayor o menor precisión, así como sus efectos reales.

Ahora que le hemos puesto un traje y nos podemos sentar a tomar un café con ella, vamos a ver qué podemos hacer para gestionarla y evitar que nos torture.

Hace más de 2.000 años los pensadores de una escuela de filosofía para la vida originada en la antigua Atenas (Grecia) produjo una definición del mundo y del ser humano, su naturaleza y su propósito, que ha influenciado el pensamiento y sabiduría de Occidente hasta nuestros días. Esa filosofía se conoce como Estoicismo.

¿Qué es el Estoicismo?

Es una filosofía de vida que ayuda a las personas a vivir la mejor vida posible, mediante el cultivo constante de su carácter y la comprensión de la naturaleza de lo humano, partiendo de su potencial e integrando sus límites. En este sentido, sugiere:

  • Poner el foco en aquello que tenemos la capacidad de controlar: nuestros pensamientos y nuestras acciones, y la capacidad de decidir cómo queremos interpretar las situaciones que se nos presentan.
  • Aceptar de corazón aquello que no está en nuestro control: las acciones de los demás, la incomodidad, el dolor, la enfermedad, la muerte y todas las situaciones adversas de la vida, aceptando así que nuestra capacidad de influencia sobre estas situaciones externas es limitada, es decir, los límites que la naturaleza nos impone como humanos. Esto es: vivir en concordancia con nuestra naturaleza.

El Estoicismo propone que el sufrimiento humano, como el que provoca la ansiedad, proviene de los juicios o interpretaciones que hacemos de los eventos externos (sí, el Estoicismo es la fuente original de esta idea que quizás te resulte conocida😉) y sugiere el entrenamiento emocional como clave para llevar una vida profundamente alegre y serena, en la que se maximicen las emociones positivas y se reduzcan las emociones negativas.

En cualquier momento, en cualquier situación y en cualquier etapa de la vida, el Estoicismo ofrece un marco para vivir bien, recordando a la gente lo que es verdaderamente importante y proporcionando estrategias prácticas para obtener más de lo que es realmente valioso.

Casi todos los estoicos, por no decir todos, han abordado la ansiedad en sus escritos, cartas o discursos. Como ves, hace más de 2.000 años la ansiedad ya preocupaba al ser humano.

Quizás los mejores ejemplos los encontramos en las reflexiones que escribía Séneca por carta a su amigo Lucilio respondiendo a sus dudas.

Séneca responde a esta pregunta:

¿Cómo saber cuándo mi ansiedad tiene fundamentos reales o son fantasías?

La respuesta se trata de colocar cada cosa en su tiempo: “He aquí la regla: o nos atormentamos por las cosas presentes, o por las futuras, o por unas y otras.”

Regla del futuro

A menudo mantenemos pensamientos ilusorios de lo que va a pasar y estos pensamientos, cuando nos encontramos en medio de una crisis de ansiedad, no suelen ser nada positivos. Lo que nos imaginamos y sentimos son posibilidades de todo lo negativo que puede pasar en nuestra vida a partir de la situación o evento que nos atemoriza. Sólo vemos catástrofes y batallas perdidas, dolor…

La gran mayoría de las veces sabemos muy poco sobre los acontecimientos que van a suceder en el futuro, y esa incertidumbre es la que nos destroza y nos manipula.

Ante estos pensamientos el estoicismo nos dice que, dado que no podemos controlar los eventos externos (aunque quizás podemos influir hasta cierto punto), en vez de pensar en que esas cosas pueden suceder, debemos pasar a la acción y enfocarnos en lo que sí podemos controlar: nuestra interpretación de la situación, entrenar nuestra resiliencia frente a la adversidad e identificar los recursos propios que nos ha dado la naturaleza para afrontar la situación. Así dejamos de lado la pasividad y el bloqueo que nos provoca la ansiedad.

Para calmar tu mente te sugiero que te hagas a ti mismo estas preguntas:

¿Esto depende de mí?; ¿Hay algo que pueda hacer?, ¿Es esto tan malo como indica mi primera emoción?, ¿Será relevante esto dentro de un año?, ¿Qué puedo aprender de todo esto?

– Regla del presente

Ésta es más sencilla de trabajar. Es así porque realmente sabemos, con facilidad, si algo nos afecta en este mismo momento. Séneca decía que si estás preocupado por algo, y eso te genera ansiedad, piensa que si estás sano, no sientes ningún dolor y eres libre, en tu momento presente nada está mal. ¿Aporta algún valor ocasionarnos daño mental ahora por algo que no ha ocurrido y hay posibilidad de que no ocurra?

Séneca continúa diciendo:

“Investiguemos pues la cosa con toda diligencia. Es probable que no sobrevenga un mal: pero no por esta razón es seguro. ¡Cuánto males han caído sobre nosotros sin que los hayamos aguardado! ¡Cuántos que eran esperados no han llegado jamás! Y aunque un mal deba venir, no veo por qué precisa que le salgamos al encuentro. Cuando haya llegado, bien presto te darás cuenta de ello; mientras, prométete cosas mejores.”

Pongamos el ejemplo de la ansiedad por perder tu trabajo. Normalmente, este sentimiento lo tenemos cuando estamos en casa sentados en el sofá, o en la ducha. Es normal que aparezcan en nuestra mente en estos momentos de relax y sin nada importante que hacer. Al darle al botón de “automático” en nuestras tareas más cotidianas, los sentimientos de miedo nos asaltan con mayor facilidad.

Si te das cuenta, parece que es algo del presente, pero nada más cerca de la realidad. Es algo del futuro. Una vez alcanzado este razonamiento podemos, por la regla del futuro de la que hemos hablado antes,  hacernos las preguntas para calmar nuestra mente y poner orden al asunto que nos preocupa.

La ansiedad al final es un mal juicio del que hemos sacado una valoración incorrecta y no justificada de algo que sucede o podría suceder.

Para poder trabajar la ansiedad, hoy en día, contamos con muchas técnicas de mindfulness y de respiración. Existen mil métodos con los que poder estar contigo mismo en tu presente y así poder llegar a un razonamiento que te permita liberarte de pensamientos y juicios tóxicos que no llevan a ningún lado, sólo a un sufrimiento quizás sin causas reales.

Los consejos que nos da Séneca

  1. Céntrate en el presente
  2. Busca cuál es tu preocupación. Cuando la tengas clara, sopesa en una balanza mental las posibilidades favorables y desfavorables (en tu opinión) en que puede resultar la situación. Céntrate en las posibilidades más favorables.
  3. Cuestiónate si el preocuparte por esto ahora es beneficioso y si te está ayudando de verdad. Si consideras que es útil busca la manera de tomar acción (regla del futuro), y si no lo es, descártala.

Como ves, Séneca hace más de 2.000 años ya trabajaba en su filosofía con métodos cognitivos-conductuales de los cuales tenemos tanta información al alcance de la mano en el siglo XXI.

“Dos elementos deben ser eliminados de una vez por todas: el miedo al sufrimiento futuro y el recuerdo de sufrimientos pasados. El segundo ya no me afecta y el primero todavía no me afecta.”

Séneca (Cartas a Lucilio)

Descubre cómo llevar a cabo toda esta práctica guiada a través de nuestro Gimnasio Estoico donde trabajamos ésta y muchas más cuestiones con las que batallamos a diario y no nos dejan avanzar.

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